miércoles, 5 de noviembre de 2014
Amores que, aunque maten, nunca mueren
Un día caí en la cuenta de que la posibilidad de perderte, aunque ínfimamente posible, existía.
Que existiría un día que dejarías de estar en mi vida, y eso me dejaría tan rota por dentro como por fuera, que un día nuestros juegos se acabarían, que en algún momento de la vida tendrías que verme en brazos de otro, aunque interiormente los dos sepamos que siempre seré tu niña. Que nadie sabrá nunca qué hacer exactamente para hacerme rabiar como lo haces tú. Que un día me encontraría sola en este mundo y tú no estarías allí para orientarme. Que un día dejarías de llevarme en brazos cuando los tacones me doliesen. Que en algún momento lloraría por ti y no contigo. Que nuestro momentos juntos eran la imagen del amor. Me di cuenta de lo que eran las promesas el día que me abrazaste cuando estaba llorando y me dijiste "no te preocupes, todo va a estar bien". Y puede que de ahí en adelante no todo fuese bien, pero tú hacías que todo fuese mejor de lo que era.Y que a pesar de que digan que los para siempre no existen, yo sé que el nuestro es real. Que nunca encontraré otro pecho como el tuyo, para poder cerrar los ojos al mundo. Que nunca querré a nadie como te quiero a ti.
Y es que estoy enamorada de ti, papá. Busco el significado del amor en tus ojos verdes y lo encuentro en tus abrazos. Y es que nunca hubo un amor comparable al que hay entre una hija y su padre.
Perdón por mis malas contestaciones y mis días grises, gracias por enseñarme a pintar coloreándolos tú mismo.
Perdón por no decirte más a menudo que te quiero. No es que no lo haga, ya lo sabes, soy así.
lunes, 27 de octubre de 2014
lunes, 22 de septiembre de 2014
El alma mojada y las hojas secas
sábado, 23 de agosto de 2014
lunes, 4 de agosto de 2014
Tan triste como el mar
Las olas muerden mis pies. Sí, los muerden. Porque el agua está tan fría que duele. O a lo mejor soy yo que estoy tan sensible que todo me daña. Las olas rompen con fuerza a mi lado y el viento agita mi pelo. Por primera vez, no me molesta que el mar esté bravo porque, por fin, puedo decir que nos parecemos en algo. Antes envidiaba su libertad pero ahora me planteo si realmente es libre, o sus olas furiosas son un intento de llegar a tierra firme. Quién sabe, a lo mejor el sonido de sus olas tan característico tan solo es un grito desesperado, un grito al que nadie hace caso. Y es que tal vez hasta el mar este cansado de la arena. Miro al horizonte en busca de algo, aunque en verdad no veo nada, ni tan siquiera el horizonte. Hay una bruma levantada que solo se ve si miras lejos de ti y difumina el horizonte y parece que el cielo y el mar fuesen solo uno, todo está indefinido. Esa bruma debe ser lo que hay en mi cabeza, ya que ningún pensamiento lo tengo ya definido. Pero alcanzo a ver el faro a lo lejos. Ojalá yo tuviera algún faro que guiase mis pensamientos.
viernes, 11 de julio de 2014
"Cafeínas sentimentales"
Ella da un pequeño trago a su descafeinado de máquina y lo deja en el platito. Me mira seriamente y niega ligeramente con la cabeza.
- Me tengo que ir a trabajar- comenta mi madre.
- Sí, es verdad. Siento haberte entretenido- le digo, levantándome de mi asiento.
- No es problema, cariño. El próximo día buscaremos un sitio más elegante- dice guiñándome un ojo a la vez que salimos por la puerta.
Nos despedimos y me da un beso en la frente. Qué diferente habría sido todo si desde el principio le hubiese confiado más cosas de las que me pasaban y cuánto sufrimiento podría haberme ahorrado en su momento. No, no era mi amiga, claro que no lo era. Y ninguna de las dos quería que lo fuese, porque una madre es una madre y tendría que haberme dado cuenta antes que, aunque me haga ver que lo he hecho mal, su apoyo no me faltaría nunca. Porque no es mi amiga; es mi madre.
jueves, 3 de julio de 2014
Eso que tú llamas felicidad
martes, 3 de junio de 2014
Hoy hace cuatro años perdí cuanto tenía
Y es que esas cinco palabras que pronunció mi padre en aquella gasolinera con azulejos amarillos cambiaron mi vida, me cambiaron a mí. Recuerdo todo de ese día y aún así no entiendo nada. No sé cómo pasó todo y tampoco estoy segura de querer saberlo. Recuerdo haber llorado hasta quedarme dormida. Recuerdo despertarme y no saber qué hacía allí con la cara llena de lágrimas. Y entonces me acordé de qué había pasado y volví a derrumbarme. Me levanté para recorrerme la casa, esa casa que para mí había sido escenario de tanta felicidad y que ahora era una pesadilla. La falda que me estaba arreglado estaba ahí, intacta, tal y como ella la había dejado, hilvanada y sobre la mesa de la máquina de coser. Tenía el estómago vacío pero no tenía hambre ni ganas de comer. Sólo quería llorar y volver a dormir. Llorar para intentar sacar todo ese dolor que tenía dentro. Dormir para escapar de aquella pesadilla. Me planteé seriamente la posibilidad de que fuera un sueño pero me di cuenta de que ni en mis sueños más realistas podría haber sentido tanta desesperación, impotencia y dolor.
Nunca he llegado a asumir del todo que no la volvería a ver. Que no me iba a volver a dar sus agobiantes infinitos besos. Que no me iba a volver a hacer caramelo de azúcar quemada. Que cuando me pusiese mala, no iba a darme la asquerosa Amoxicilina mezclada con zumo de naranja en vez de agua y mucho, mucho azúcar porque “Encima de que estás malita, mi niña, quieren matármela del asco con este sabor. Ya podían esforzarse en hacerlo un poco más agradable”. Ni que nadie se despertaría de madrugada para arroparme y que no pasase frío o por si por algún casual me había entrado sed y tenía que llevarme un vaso de agua.
Hace cuatro años, me convertí en quien soy. Hace cuatro años, maduré de golpe. Porque, sí, era madura para mi edad pero maduramos con los daños y no con los años. Hace cuatro que aprendí qué era el dolor mental. Hace cuatro años supe qué era perder a alguien realmente importante para ti.
Hoy hace cuatro años que te perdí pero, aunque no te llore como antes, te echo de menos como el primer día.
jueves, 24 de abril de 2014
-Flor de selas.
-Es una planta trepadora, fuerte, que da flores de color rojo intenso. Las hojas son oscuras y delicadas. Crecen mejor en sitios umbríos, pero la flor capta los pocos rayos de sol para abrirse.-La miré-. Te pega. En ti también hay sombras y luz. La selas crece en los bosques, y no se ven muchas, porque solo la gente muy hábil sabe cuidarla sin hacerla daño. Tiene una fragancia maravillosa. Muchos la buscan, pero cuesta encontrarla.-Hice una pausa y escudriñé su rostro-. Sí. Ya que estoy obligado a elegir, elijo la selas.
Me miró; luego apartó la vista.
-Me sobrevaloras.
Sonreí.
-¿No será que tú te infravaloras?
Atrapó un trozo de mi sonrisa y me lo devolvió, destellante".
domingo, 20 de abril de 2014
Game Over
Cuando uno de los dos perdiera. Claro.
miércoles, 9 de abril de 2014
Dejemos por un rato esta dulce hipocresía
lunes, 10 de marzo de 2014
"Y que se entere el mundo que no importa nada más"
lunes, 17 de febrero de 2014
Atraparte con mis palabras y que no quieras que te suelte
lunes, 10 de febrero de 2014
Crisantemos compartidos
Pienso en lo que debe sentir aquella mujer y me acuerdo de ti. De repente me entra un pánico terrible. Más que pánico, es angustia. Es una angustia que no voy a poder calmar porque el miedo que la funda es real. En algún momento, una de las dos dirá un adiós que dejará a la otra sin un pedacito de sí. Por eso es que quiero que me prometas una cosa: que esperaremos juntas ese momento. Que cuando seamos viejas seguiremos siendo amigas. Que nunca perderemos ese espíritu joven y fresco que nos caracteriza. Que reiremos a carcajadas mostrando a todo el mundo nuestras dentaduras postizas del mismo modo que ahora mostramos las nuestras sanas. Que seguiremos disfrutando de la compañía de la otra. Que seguiremos hablando horas y horas muertas sin aburrirnos. Que quedaremos por las tardes para no hacer nada en especial como solemos hacer ahora. Que nos tomaremos un café juntas en la cafetería de la esquina antes de recoger a los nietos del colegio. Que no olvidaremos todos esos momentos que hemos vivido juntas y todos los que nos quedan por vivir. Que seguiremos sonriendo al recordar la historia de cómo nos conocimos. Que seguiremos cuidándonos la una a la otra como acostumbramos a hacer. Que seguiremos vacilándonos como sólo nosotras sabemos.
En definitiva, que la distancia no nos separará a la una de la otra y que el tiempo no nos hará olvidarnos. Que superaremos todos esos obstáculos juntas porque somos expertas en hacerlo.
martes, 28 de enero de 2014
Un mundo de suicidas
A la gente le atormenta la soledad. Yo la he probado varias veces y podría decir que, así como al café amargo, le encuentro su encanto. Me gusta estar sola. Puedo pensar en lo que quiera sin molestas interrupciones. Creo que por eso a la gente le asusta. Pienso que tienen miedo de estar a solas con sus pensamientos. Creo que prefieren no tener que pensar, así no se pueden arrepentir de nada, no recuerdan, no reflexionan. Nos disparamos balas directas a la sien con nuestra propia ignorancia. Así nos libramos del sufrimiento de pensar.
Nos quejamos de que somos manipulados pero, realmente, somos nosotros mismos los que estamos firmando nuestra sentencia de muerte con nuestros actos.
A veces hay que dejar ir a los pensamientos más lejos de nuestro área personal. Hay que dejarlos escapar. Que nos formulen preguntas que aparentemente no tienen solución. Porque, ¿sabéis?, son esas preguntas las que mueven el mundo, las que conforman nuestra razón de ser. Porque, de una manera u otra, vivimos para encontrar una respuesta a ellas para acabar dándonos cuenta de que, a veces, no tienen respuesta o que, tal vez, están mal formuladas y su respuesta llevaba a nuestro lado toda una vida solo que no la consideramos adecuada o importante. Igual que ahora pensar. No lo consideramos importante.
lunes, 20 de enero de 2014
Promesas de Año Nuevo
domingo, 12 de enero de 2014
miércoles, 8 de enero de 2014
Amor, sí, pero,...¿qué es amor?
lunes, 6 de enero de 2014
A veces me pregunto dónde te metes, Inspiración
jueves, 2 de enero de 2014
¿Por qué escribir en un blog? ¿Acaso me sirve de algo?
Me gustaría poder decir "Mientras haya gente que le guste leer lo que escribo, seguiré escribiendo", pero, lo siento, no es así. Escribo porque lo necesito, así que aunque no haya una sola persona en este mundo que quiera leer lo que escribo, lo seguiré haciendo.
Por tanto, respondiendo a los que me preguntan que por qué escribo un blog, decirles que porque necesito escribir y que lo hago público porque a lo mejor hay alguien que necesita ver que hay alguien que le entiende.