Ni todo lo efímero es breve ni todos los infinitos abarcan lo mismo
“Ésa soy yo. Una tonta adolescente que no busca su sitio en el mundo porque ya lo ha encontrado junto a un papel en blanco y una historia sin contar”.
viernes, 23 de octubre de 2015
miércoles, 24 de junio de 2015
Hilos de colores para sueños en blanco y negro
Gracias de nuevo, mamá.
Por haber vuelto a hacer magia.
Gracias por haber confiado en mí cuando ni yo misma lo hacía. Gracias por haber estado siempre dispuesta a ayudarme, a pesar de mis malas contestaciones, de mis días de mal humor, de cuando tenía examen de filosofía. Gracias por haber secado todas y cada una de las lágrimas previas a cada examen de física y biología, cuando sentía que el mundo se me venía encima y no tenía fuerza suficiente para sujetarlo. Gracias por cada taco de papel para sucio. Gracias por cada beso a la luz del flexo. Gracias por haberme recordado cada día que si alguien podía con ello, era yo.
A veces sólo hay que volver a lo de siempre.
Y tú volviste a trenzar hilos de colores y yo volví a creer en la magia.
Y es que a veces, sin importar el dónde ni el cuándo, miraba la pulsera atada a mi muñeca y eso valía para sentirme mágicamente transportada años atrás, donde no sabía lo que era desconfiar de mí misma.
Y es que esa pulsera, que más que tradición ya era amuleto, no era más que otra manera de atarme un poco más a mis sueños y sentirlos cada día a mi alcance.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)