“Ésa soy yo. Una tonta adolescente que no busca su sitio en el mundo porque ya lo ha encontrado junto a un papel en blanco y una historia sin contar”.

martes, 29 de octubre de 2013

"Historia de un sueño"

No. No me lo podía creer. Mis pies no reaccionaban. Mi cara se había quedado en una estúpida mueca: la boca cerrada, los ojos muy abiertos. No era capaz de pensar. Ni de avanzar. Me había quedado fija en mi sitio. Sí, de verdad él estaba allí, delante de mí, sonriendo con su tímida pero picara sonrisa, con los brazos abiertos para que le diese un abrazo. Pero yo no me movía. Era incapaz. Podía notar cómo mi cerebro se había convertido en una densa masa sin neuronas. "Dame un abrazo, ¿no?" dijo él avanzando hacia mí al ver que yo no me movía. Me abrazó y volví a la realidad. Él estaba ahí. Yo estaba entre sus brazos. Sí, ciertamente, podía tocarle, podía abrazarle. Sus labios rozaron mi mejilla. Sus labios. Oh, Dios mío. Había olvidado lo que era el roce de sus labios sobre mi piel. Mis piernas temblaban. Probablemente, si él no hubiese estado rodeando mi minúsculo cuerpo con sus brazos, me hubiese caído al suelo. Me abracé a él con más fuerza. Tenía la sensación de que, de un momento a otro, se desvanecería. No lloraba porque no pensaba que fuese real. Aspiré su aroma. Recordé su calor. Le sentí a mi lado. Estaba a mi lado.

jueves, 10 de octubre de 2013

Ni Coco Chanel ni Carolina Herrera; Rosi.

Mi abuela era modista. Para mí, la mejor modista sin lugar a dudas. “La moda es un cesto de ropa del que tú vas sacando prendas y, cuando el cesto se vacía, vuelves a coger la prenda primera que sacaste” esa es sólo una de sus muchas frases. Frases que dejaban entrever su gran sabiduría y experiencia.
Ella fue quien me enseñó a coser. Yo no sabía, y sigo sin saber, coser con dedal. “Costurera sin dedal cose poco y cose mal” me decía siempre, riendo al verme quitarme el dedal ya desesperada. También me enseñó a hacer ganchillo, punto, punto de cruz y todas esas cosas que se hacen con aguja e hilo. Pero no sólo me enseñó eso. Me enseñó una forma de vida:
Un día, me mostró unos shorts vaqueros, viejos. “¿Los quieres?” me preguntó. Yo respondí que no. Evidentemente, no los quería. Pero ella se quedó mirándolos con interés y me dijo “Pues yo sí. Y, en un rato, tú también.” Y no se equivocó. Al cabo de un rato (muy poco rato porque, eso sí, he de decir que en su trabajo, a rapidez, precisión y originalidad no la ganaba nadie) tenía en mis manos un precioso bolso vaquero.
A donde quiero llegar es a que donde yo sólo veía un viejo short, un desperdicio, ella veía un bolso, una nueva oportunidad, un nuevo proyecto.  No sé si me explico; Ella era capaz de ver todo lo bueno y positivo de una cosa “mala” para transformarlo en algo positivo y espectacular.
Supongo que aprendía la lección. Ese bolso ya no me vale. Le quité la cinta de colgar y le cosí una cremallera. Ahora es mi estuche de maquillaje. Siempre me esforcé por ser una buena alumna aunque nunca llegue a ser tan buena como ella.
Y ella sabía hacer con la vida lo mismo que hacía con su máquina de coser. Incluso en las malas situaciones y problemas, podías encontrar algo bueno de lo que sacar provecho. Me demostró una vez más lo muy increíble que era. Y el que se fuese de mi lado sólo demuestra lo injusta que es la vida y que en ella tenemos que aprender a sufrir. Pero a ella le gustaría que mirase las cosas positivas como ella solía hacer, así que pensaré en lo que nos dejó y no en lo que se llevó.
Yaya, te quiere y te echa de menos:
Tu costurera sin dedal.


-Esta fue la mujer que me enseñó a vivir-

martes, 1 de octubre de 2013

"- Hablas de ella, ¿verdad?
 - Es muy vulnerable.
 - Pero también es inteligente.
 - El corazón y la cabeza son dos entidades separadas.
 - ¿Razón y emoción?
 - Como quieras.
 - No quiero ataduras.
 - Pero las tienes"
Pequeño fragmento del libro "Tomillo Silvestre". Fragmento que habla de cosas tan reales como la vida misma. Fragmento que da nuevo nombre a mi blog.