Mi abuela era modista. Para mí, la mejor modista sin lugar a
dudas. “La moda es un cesto de ropa del que tú vas sacando prendas y, cuando el cesto se vacía, vuelves a coger la prenda primera que sacaste” esa es sólo una de
sus muchas frases. Frases que dejaban entrever su gran sabiduría y experiencia.
Ella fue quien me enseñó a coser. Yo no sabía, y sigo sin
saber, coser con dedal. “Costurera sin dedal cose poco y cose mal” me decía
siempre, riendo al verme quitarme el dedal ya desesperada. También me enseñó a hacer
ganchillo, punto, punto de cruz y todas esas cosas que se hacen con aguja e
hilo. Pero no sólo me enseñó eso. Me enseñó una forma de vida:
Un día, me mostró unos shorts vaqueros, viejos. “¿Los
quieres?” me preguntó. Yo respondí que no. Evidentemente, no los quería. Pero
ella se quedó mirándolos con interés y me dijo “Pues yo sí. Y, en un rato, tú
también.” Y no se equivocó. Al cabo de un rato (muy poco rato porque, eso sí,
he de decir que en su trabajo, a rapidez, precisión y originalidad no la ganaba
nadie) tenía en mis manos un precioso bolso vaquero.
A donde quiero llegar es a que donde yo sólo veía un viejo
short, un desperdicio, ella veía un bolso, una nueva oportunidad, un nuevo
proyecto. No sé si me explico; Ella era
capaz de ver todo lo bueno y positivo de una cosa “mala” para transformarlo en
algo positivo y espectacular.
Supongo que aprendía la lección. Ese bolso ya no me vale. Le quité la cinta de colgar y le cosí una cremallera. Ahora es mi estuche de maquillaje. Siempre me esforcé por ser una buena alumna aunque nunca llegue a ser tan buena como ella.
Y ella sabía hacer con la vida lo mismo que hacía con su máquina de coser. Incluso en las malas situaciones y problemas, podías encontrar algo bueno de lo que sacar provecho. Me demostró una vez más lo muy increíble que era. Y el que se fuese de mi lado sólo demuestra lo injusta que es la vida y que en ella tenemos que aprender a sufrir. Pero a ella le gustaría que mirase las cosas positivas como ella solía hacer, así que pensaré en lo que nos dejó y no en lo que se llevó.
Supongo que aprendía la lección. Ese bolso ya no me vale. Le quité la cinta de colgar y le cosí una cremallera. Ahora es mi estuche de maquillaje. Siempre me esforcé por ser una buena alumna aunque nunca llegue a ser tan buena como ella.
Y ella sabía hacer con la vida lo mismo que hacía con su máquina de coser. Incluso en las malas situaciones y problemas, podías encontrar algo bueno de lo que sacar provecho. Me demostró una vez más lo muy increíble que era. Y el que se fuese de mi lado sólo demuestra lo injusta que es la vida y que en ella tenemos que aprender a sufrir. Pero a ella le gustaría que mirase las cosas positivas como ella solía hacer, así que pensaré en lo que nos dejó y no en lo que se llevó.
Yaya, te quiere y te echa de menos:
Tu costurera sin dedal.
Me emcanta.Una chulada
ResponderEliminarPrecioso Vega :') casi lloro
ResponderEliminarVega después de leer esto me has enamorado. ~ AnónimO.
ResponderEliminarTe lo digo enserio, escribes fenomenal :D
Costurera sin dedal, me ha encantado :´)
ResponderEliminarDIOSSSSS, ME E EMOCIONADO "GRANDE VEGA" XD
ResponderEliminar