Echaré de menos las eternas tardes en la piscina. El estar seca en la toalla y que alguien venga y se tumbe encima mío y me moje. El hablar con el socorrista sobre boberías.
Echaré de menos ese "A las diez en el wifi, ¿no?" y que yo salga de casa a las diez y veinte y estén todos esperándome.
Que echaré de menos los repentes de Alba de gritar de pronto "¡Veguuiiiitaaaaa!, ¿queee taaaal?"
Echaré de menos pegar a Marcos.
Nuestros paseos en bici.
Las merendolas improvisadas.
Cantar a voz en grito la estrofa de "Déjalo ya" de Barco a Venus
Subir a la panera por la noche y tumbarnos todos juntos a ver las estrellas.
Echaré de menos gritarles "¡¡Una estrella fugaz!! ¡¡Pedid un deseo que lo pido por vosotros!!"
Echaré de menos nuestros agotadores partidos de fútbol. O salir a "correr" con mis chicas.
Echaré de menos nuestras incursiones secretas nocturnas.
Hasta las sesiones fotográficas echaré de menos.
Echaré de menos el meternos con las canciones chonis de Paula.
Enseñar a los chicos a bailar pasodobles y vals. Sí, eso también lo echaré de menos. Incluso las aguadillas en la piscina. Esas también.
En resumen, los echaré de menos a ellos.
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